domingo, 6 de febrero de 2011

María Gracia Omegna: "Para mí la televisión es difícil" La actriz adelanta detalles de su protagónico en Témpano, la próxima teleserie vespertina de TVN.


A sus 26 años, María Gracia Omegna asume su segundo protagónico en teleseries, algo que lejos de incrementar su ego la mantiene con los pies en la tierra. De hecho, al momento de esta entrevista, prefiere estar al aire libre y sentarse en el suelo, frente al buque Skorpios III que la llevará hasta los hielos australes para grabar sus primeras escenas en el rol de Amparo Benavente, una abogada que regresa al país tras vivir en el extranjero para hacer justicia por un accidente ocurrido años atrás. "Cuando la teleserie está al aire es más complicado, pero nadie me acosó nunca, uno puede vivir tranquilamente. He seguido con mi vida, ando en bicicleta, metro, micro, todo muy normal, no es como para un actor internacional", dice sobre su experiencia tras interpretar a Leonor en Martín Rivas (2010).
Esta vez, en Témpano -la teleserie de suspenso de Pablo Illanes (¿Dónde está Elisa?) que debuta en TVN en marzo- la actriz interpretará a una de las villanas de la historia. Un debut en el género no exento de dificultades: "Todavía no lo siento tan firme (el personaje), porque es difícil el tema de trabajar con suspenso y de no tener mucha información. Como no hay nada tan claro, porque todo se va gestando a través del tiempo, uno tiene que trabajar desde el realismo y eso implica muchas veces ser uno mismo". Ese sentimiento ambiguo es parte también de su relación con la televisión, donde debutó en Canal 13 en 2008, ya que si bien la reconoce como su ocupación estable no niega sus complejidades. "Para mí la televisión es difícil, más difícil que el teatro y el cine", dice, y de hecho asegura sentirse más cómoda "en el teatro y en el cine más que en la televisión, donde el desarrollo de los personajes es distinto, porque uno tiene que explicar la historia sin dejar tanto para la imaginación". Según Omegna, otra complicación propia del formato televisivo tiene que ver con los cambios de registro: "Primero haces una escena en la que se te muere tu papá, y en la siguiente estás celebrando. Hay un desorden en cuanto a la escenas, son muchas cosas a la vez de las que te tienes que preocupar".
Contrario a lo que muchos podrían pensar, la actriz asegura que el estar en la pantalla chica no siempre es beneficioso para asumir roles en teatro o cine. "Para algunos directores es bueno y para otros no. De todas formas, creo que entre los actores se ha acabado un poco el prejuicio contra los que trabajamos en televisión, porque todo el mundo se da cuenta que uno necesita pega, y que es mejor estar trabajando en lo que estudiaste a estar vendiendo seguros", dice. Y entre risas, asume que su sueño es "ser una actriz famosa en el mercado europeo y norteamericano", para luego reconocer que "en realidad, me gustaría no tener que depender de nada y poder trabajar en lo que quiera... quiero hacer cine y también me gustaría dirigir teatro".
Sus anhelos no parecen muy lejanos, ya que según adelanta tiene dos proyectos en cine para este año, uno para el primer semestre y el otro para el segundo, aunque por un tema de permisos en TVN aún no ha podido concretar. "Esto de las teleseries te da estabilidad, pero por el tiempo tienes que dejar muchas cosas de lado. Además, por el mismo protagónico siempre van a requerir mas de ti", cuenta.
Lo que sí está claro es que a fines de mayo montará junto a Monserrat Prats (¿Dónde está Elisa?) y Nicolás Brown (40 y tantos) la adaptación de Las tres hermanas, el clásico teatral de Anton Chéjov.
Villana o heroína
A una semana de iniciar el trabajo en Témpano, Omegna confiesa que aún no descifra la verdadera personalidad de su personaje. Una duda que se condice con el estilo de Illanes, quien pretende mantener el suspenso en la trama sobre asesinatos a bordo del barco. "Ella viene a hacer justicia por algo que sucedió en el pasado, pero legalmente. Quiere reabrir el juicio", dice sobre su rol, en el que nuevamente será la pareja romántica de Diego Muñoz. Según explica, Amparo posee "algo de heroína", pero como muchos personajes de la trama tiene algo de doble estándar: "En un principio ella va a dar a entender que es una niña frágil, pero es fría por otra parte". Esas características ambivalentes de su rol hacen que la actriz haya optado por cierta neutralidad a la hora de desarrollar la forma de ser de Amparo, "algo que dé espacio a que en un futuro pueda significar otra cosa", dice.
Fuente: La Tercera

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